El hombre no es un ente puramente racional, sino que también es sensible. Kant observa que las acciones del hombre en parte están determinadas por la razón, pero existen también inclinaciones como el amor, el odio, la simpatía, el orgullo, la avaricia y el placer, que también ejercen su influencia. El hombre reúne en su juego la racionalidad y las inclinaciones, la ley moral y la imperfección subjetiva de la voluntad humana. Entonces, la buena voluntad se manifiesta en cierta tensión o lucha con estas inclinaciones, como una fuerza que parece oponerse. En la medida que el conflicto se hace presente, la buena voluntad se llama deber.
Modificado con fines evaluativos. Recuperado el 25 de junio del 2019 de https://bit.ly/2RDYzaT
Con base en el texto, identifique la decisión fundamentada en el deber.